El compromiso de una generación

Muchas veces la vida del estudiante es envidiada y a veces menospreciada, catalogándola de ser sencilla y enmarcándola dentro del mínimo esf...

La frustración como compañera de curso

Muchas veces la vida del estudiante es envidiada y a veces menospreciada, catalogándola de ser sencilla y enmarcándola dentro del mínimo esfuerzo y máxima diversión. Cuántas veces en nuestra etapa estudiantil hemos escuchado o escucharemos esa coletilla “no, si éste es estudiante” cargada de matices valorativos que a veces ni siquiera puedes diferenciar si la intención es buena o mala por parte de la persona que la emplee.


Pero cada vez cuando miras de forma periférica al ámbito de la educación y en especial al estudiante, su entorno, su actitud y sus sentimientos te sorprendes de la cantidad de factores que influyen en su conducta, rendimiento y estado de ánimo, y cada día ese sentimiento de frustración y angustia está más que generalizado entre los estudiantes. Y hoy más que cualquier día debemos esclarecer que este problema es relevante en el día a día de muchos estudiantes y ante el cual debemos actuar, ya que en ocasiones se suceden en crisis de ansiedad, las cuales no son nada positivas y en ocasiones no se tienen tan en cuenta debido al menosprecio que sufren por parte de gran parte de la población la salud mental o psicológica.


Por tanto, hoy 17 de noviembre, día del estudiante me gustaría hablarte de ese sentimiento tan frecuentado por los estudiantes, sobre todo universitarios y muy característicos en épocas de exámenes, la frustración y la ansiedad, actualmente acrecentados por culpa de esta pandemia galopante que cabalga por nuestras vidas.


Empezando desde mi propia experiencia, puedo decir que este sentimiento de ansiedad estuvo latente en mí sobre todo en el mes de julio de este mismo año, ante una de las pruebas que más preocupan a los jóvenes de hoy en día, la Evaluación de Acceso a la Universidad (EVAU), este año marcada por la covid-19 que influyó de manera crucial tanto en los tiempos como en la forma, perjudicando seriamente a los estudiantes sobre todo ante la escasez de la práctica presencial que desgraciadamente pudimos tener los meses antes de la prueba.


Y es que sorprendentemente, aunque a veces no tanto, el estrés y la ansiedad son cada día más normales en la vida estudiantil, tan frecuentes como el café, cuando te quieres dar cuenta ya los tienes encima en una dura noche de enero con tres litros de café en el cuerpo y ante un inminente examen de 300 páginas al día siguiente.


Pero lo que no podemos es afianzarlos como algo normal en épocas convulsas o entre exámenes o trabajos importantes, debido a que la competitividad y la importancia de altas calificaciones en ocasiones se sobreponen al sentido común y a la propia salud, es importante querer superarte y sobre pasar tus propias metas pero en ocasiones el llegar más alto o superar al resto conlleva duros momentos de ansiedad y estrés. Como dice una encuesta de healthychildren.org la ansiedad en los adolescentes va en aumento y 1 de cada tres adolescentes de entre 13-18 años la padece, aumentando así entorno un 20% en los últimos años.



Como bien dice la misma encuesta uno de los factores es la persecución del éxito, en ocasiones, como motor de vida. Recogiendo otra encuesta que conduce la "Investigación de la Educación Superior", en la que se les pregunta a los matriculados del primer año de universidad si se sienten abrumados por la carga de trabajo y la ansiedad en su primer año de carrera, en el año 2016 un 41% respondió sí, mientras que en el año 2000 sólo fue el 28%.


Estos datos amparan que cada vez las generaciones van a sufrir más cuadros de ansiedad, por lo que nosotros debemos concienciarnos en que no debe ser una situación normal en nuestras vidas y promover desde la infancia valores encaminados hacia la salud mental y las terapia de relajación en la educación. Con el fin de que cuando estos futuros estudiantes acaben su etapa estudiantil y salgan al mercado laboral no tengan ese miedo al fracaso que muchas ocasiones cultiva el estrés y la ansiedad a errar durante la etapa universitaria. Dejar de idolatrar la perfección absoluta en material educativa y buscar una verdadera educación de valores y de bases alejada de las altas calificaciones, así como el éxito concebido con ser el mejor y superar al resto.


Ángel Yubero Mendoza

Secretario de Educación, Universidad y FP

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