La
RAE define lo rural como lo “perteneciente o relativo a la vida del campo y a
sus labores”, pero el medio rural significa más que eso, engloba un tejido
socioeconómico específico e importante de la sociedad actual, y en este medio
la mujer juega un papel crucial, aunque es cierto que con el paso de los años
nuestro medio rural está cada vez más envejecido, desértico y masculinizado.
Histórica y culturalmente, la mujer ha estado mucho más
ligada al cuidado del hogar que el hombre, no logrando en la mayoría de los
casos una corresponsabilidad dentro del hogar, lo que genera inevitablemente un
desequilibrio a la hora de conjugar su vida personal y laboral. Esto es
acentuado por la situación que encontrábamos, y que tristemente seguimos
encontrando, acerca de los tipos de trabajos que se ofertan a las mujeres, ya
que suelen presentar un carácter más temporal o con menor remuneración. Además,
al contrario que a sus compañeros varones, a la hora de acceder a un empleo que
entrañe mayor responsabilidad se les presentan muchas más trabas. Todas estas
razones son las causantes de que a lo largo de los años muchas mujeres hayan
decidido emigrar hacia grandes urbes en busca de otro tipo de oportunidades.
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Imagen obtenida de www.campodecriptana.info |
Hoy
en día la prosperidad de las mujeres rurales no pasa, ni debe pasar, por una
emigración del mundo rural. Nosotras somos, y estamos destinadas a ser, un
pilar fundamental en la sociedad rural y en su progreso. Para ello es necesario
empoderar a la mujer alentándola en su propio desarrollo laboral y personal,
ayudándola a conciliar completamente estos dos mundos. Para romper
definitivamente con estas barreras hay que proporcionar a las mujeres rurales
todas las herramientas necesarias para que alcancen sus propias metas, ya que
no deben partir con ningún límite preestablecido por nacer donde hayan nacido.
Es fundamental incluirlas en todos los estratos de la sociedad, ya que están
sobradamente preparadas para ello, igual o más que los varones rurales. Por
último, no hay que olvidar que las actividades primarias y la industria son la
base sobre la que se sustenta la economía rural, por lo que se debe conseguir la inclusión de la mujer de forma paritaria en
estos dos sectores tan importantes como necesarios.
La
superación personal y profesional de las mujeres rurales es, sin duda alguna,
el único catalizador para lograr el avance del mundo rural y derrumbar por
completo los resquicios de la sociedad patriarcal rural que aún quedan
patentes. Admitámoslo, las mujeres rurales somos el presente y el futuro de la
sociedad rural.
Sara Lagranja, Sª de Política Institucional y Dinamización Rural
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