El origen del 1º de mayo como la
fiesta del trabajo, es un acuerdo alcanzado en 1889, en el seno del congreso
obrero socialista de la II Internacional, celebrado en París, que recogía el 1
de mayo como jornada de lucha, reivindicación y homenaje a los Mártires de
Chicago.
Estos mártires fueron unos
sindicalistas ejecutados por haber participado, de manera significativa, en
las
manifestaciones y reivindicaciones que, con ocasión del primero de mayo de 1886,
se celebraron en Chicago. Reivindicaciones que exigían, entre otras, el
establecimiento de las 8 horas de trabajo como jornada laboral, pudiendo dar
cumplimiento a la máxima de 8 horas de trabajo, 8 horas de ocio y 8 de
descanso.
Su participación durante ese 1 de
mayo, fue en calidad de oradores en los distintos mítines y actos que se
celebraron, no solo el día uno, sino también los días 2, 3 y 4 de mayo de ese
año, pues no hay que perder de vista que los obreros de Chicago tenían unas
peores condiciones laborales que en otros puntos del país. De hecho, en Chicago,
ese 1 de mayo se declaró una huelga multitudinaria hasta tal punto, que la
única empresa que se mantuvo en funcionamiento fue McCormicks, una empresa de
maquinaria agrícola que pudo continuar su actividad a costa de "esquiroles".
El día 2, se llevó a cabo un
mitin de trabajadores que habían sido despedidos de la fábrica McCormicks, para
protestar por la disolución que el 1 de mayo había llevado a cabo la policía,
de una manifestación del ramo de sastrería.
El día 3 de mayo, cerca de la
empresa McCormicks, se realizó otro mitin importante, en el cual Spies fue
invitado a participar en calidad de orador y, a las 4, empezaron a salir los
obreros que continuaban trabajando en McCormicks, sin que Spies dejara de
hablar hasta unos 15 minutos después, momento en el cual, los asistentes empezaron a tirar piedras a la fábrica
exigiendo que paralizara los trabajos. Los responsables de la fábrica, por
supuesto, llamaron a la policía y ésta cargó contra la multitud, llegando
incluso a disparar a los obreros. Éstos, en un principio, lejos de atemorizarse
sé revolvieron y defendieron con piedras y tiros de pistola, lo que hizo que la
policía arreciara el fuego sobre la multitud. Disparos efectuados sin respetar
ni siquiera a ancianos, mujeres o niños, hecho que supuso la desbandada de la
muchedumbre aterrorizada, dejando en el suelo, al menos, 6 muertos y decenas de
heridos.
Estos acontecimientos, dieron
lugar a distintas reuniones celebradas la noche del 3 al 4 de mayo, en las cuales se discutieron los sucesos
acaecidos durante la jornada, resolviendo convocar un mitin para la noche del
día 4 de mayo en Haymarket. El objetivo de este mitin era denunciar públicamente la actitud brutal y,
totalmente, deleznable de la policía. Asimismo,
en el periódico Arbeiter Zeitung, Fischer, como redactor, escribió una breve
proclama, que luego sería prueba esencial para su condena a la horca.
El día 4 por la tarde, Spies se
personó en Haymarket,; posteriormente, Parsons y Fielden también. Al llegar Parsons, Spies le cedió la palabra, y éste
a Fielden y, cuando estaba terminando el discurso, unos 180 policías armados
avanzaron para disolver el mitin. Mientras
éstos avanzaban, entre sus filas explotó un artefacto que mato a un policía y
dejó a varios heridos. Este hecho supuso
que la policía, sin pararse a pensarlo, abrió fuego ametrallando al pueblo
congregado por el mitin, siendo
dispersados y perseguidos a tiros por la policía por las calles de Chicago
donde muchos obreros perecieron o fueron heridos.
A su vez, los oradores de Haymarket
fueron arrestados, el periódico Arbeiter Zeitung suprimido y, sus editores e
impresores detenidos.
Tras estos acontecimientos, de
los que se responsabilizó a 8 anarquistas y a todas las figuras prominentes dentro
del movimiento obrero, todos ellos fueron sometidos a un juicio que solo puede
ser calificado de farsa, en el cual, las irregularidades fueron numerosas y en
el que se violaron todas las normas procesales, tanto en el fondo como en la
forma.

Finalmente, se consiguieron las 8
horas de jornada laboral, tras mucha sangre derramada, lo que se considera como
uno de los grandes hitos de la historia del movimiento obrero mundial.
Tras los sucesos de Estados
Unidos y de la Segunda Internacional Socialista, se intenta establecer el
primero de mayo cómo jornada reivindicativa y de lucha para que esta realidad
de las 8 horas de jornada laboral se extendiese por todos los países. De hecho, la II
internacional reunida en Ámsterdam en 1904, solicita a todos los partidos,
sindicatos y organizaciones socialistas, que luchen por la consecución de las 8
horas en el Primero de mayo, y así poder lograr el establecimiento legal.
Esto supuso que, a lo largo del
siglo XX, poco a poco se fuese avanzando en Europa hacia la consecución de esta
jornada de 8 horas, siendo el 23 de
abril de 1919 cuando el Senado francés ratificó dicha jornada e instauró, por
primera vez, el 1 de mayo como día no laborable.
Pero, no será has después de la Segunda
Guerra Mundial, cuando el Primero de mayo se convierta en una de las grandes
celebraciones oficiales de los países de la Unión Soviética, o se extienda por países como Portugal, tras
la Revolución de los Claveles, o España,
tras la dictadura de Franco. Aunque hay otros países que hoy en día, por
distintos motivos, no celebran el 1 de mayo, sino que tienen otras fechas para
sus jornadas festivas y reivindicativas, (los labor days)
como es el caso de Estados Unidos, Canadá, Australia…
Con estas líneas, no solo he
querido, de manera breve, contar el origen de esta reivindicación y fiesta del trabajo y el porqué del 1 de mayo, sino que además
quiero aportar mi granito de arena al reconocimiento que estos hombres
considero que merecen.
Fernando Murillo Laviña, Secretario General de las JSPZ
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