Indalecio
Prieto
Una vida dedicada
al PSOE
Indalecio Prieto Tuero nació un 30 de abril de 1883 en la ciudad
de Oviedo en el seno de una familia acomodada, siendo el segundo de sus
hermanos. Esta cómoda situación cambio drásticamente con el fallecimiento de su
padre, Andrés Prieto Alonso, un honrado funcionario municipal. Constancia Tuero
y sus tres hijos padecieron graves dificultades económicas, el propio Prieto
recordaba esta situación en la década de los años treinta del siglo XX: “Nos lego a sus hijos un nombre honrado. He
podido comprobar por mí mismo los tremendos inconvenientes de recibir sólo por
herencia un nombre honrado” Sin dinero en los bolsillos, la familia se
trasladó a Bilbao en 1891, a una zona degradada conocida como Barrios Altos.
Gracias al esfuerzo y al sacrificio de su madre, lograron salir adelante. Ante
la imposibilidad de costearse unos estudios, el joven Prieto tuvo que
asistir a las clases que impartía la
Sociedad Bíblica Londinense. Con apenas catorce años de edad se afilió al PSOE,
experiencia que relata con gran cantidad de detalles: “Entré en él, con la misma unción que en un templo, por las banderas
rojas que tapizaban las paredes, oír los himnos vibrantes del Orfeón
Socialista, escuchar los debates de las asambleas y prestar atención a las
peroraciones de los mítines. Aquella era mi cátedra de sociología.”
Sus comienzos laborales fueron muy humildes, empezó vendiendo
periódicos y novelas en la calle. Pero el momento decisivo sería su estancia en
el periódico socialista local La lucha de
clases, lugar en el que aprendió taquigrafía, estudios que le sirvieron
para acceder al diario La Voz de Vizcaya
donde trabajó como taquígrafo y posteriormente como redactor. Fue un firme
defensor de una estrecha colaboración con los republicanos de clase media para
alcanzar el éxito electoral. En 1904 participará en la fundación de las
Juventudes Socialistas de su localidad y siete años más tarde fue elegido
diputado por la provincia de Bilbao. En 1918 será elegido miembro del Comité
Ejecutivo del PSOE. Si algo caracterizó a Prieto fue su concepción de buscar
reformas a través de las victorias en las urnas intentando aglutinar a la mayor
parte de fuerzas democráticas. En el debate sobre la Komintern, abogó porque el
PSOE no debía someterse a las directrices que venían desde Moscú: “la sumisión del partido socialista español
a las condiciones que tratan de imponer desde Moscú es para mí la negación
sustancial de la esencia liberal del partido socialista”. Defendiendo la
moderación frente a la corriente más proclive a las ideas revolucionarias.
Pocos políticos hicieron tanto como él por traer la II República
y defender un modelo político basado en la democracia. Tal era su compromiso
con los valores democráticos que durante la Dictadura de Primo de Rivera, le
llevó al enfrentamiento con gran parte de su partido, controlado por Largo
Caballero que abogaba por la colaboración con dicho régimen. Fue el eje central
en la organización de la gran coalición republicana, conocida como el nombre de
Pacto de San Sebastián, herramienta indispensable para la llegada del régimen
republicano. A lo largo de la II República ocupó diversas responsabilidades
ministeriales:
Ministro de Hacienda del Gobierno Provisional desde el 14 de abril al 16 de
diciembre de 1931, Ministro de Obras Públicas en los Gobiernos constitucionales
de Manuel Azaña del 16 de diciembre de 1931 al 12 de septiembre 1933. Con el
inicio de la contienda civil ostentó también responsabilidades de primer nivel:
fue ministro de Marina y Aire en los Gobiernos presididos por Francisco Largo
Caballero desde el 4 de septiembre de 1936 al 17 de mayo de 1937 y ministro de
Defensa en el primer Gobierno de Juan Negrín entre el 17 de mayo de 1937 y el 6
de abril de 1938.
El final de la contienda le pilló en México,
lugar en el que residiría hasta el final de sus días el 11 de febrero de 1962. Indalecio Prieto fue un hombre que amo su país, y
que dedicó buena parte de su tiempo y sus esfuerzos a la construcción de un
régimen democrático que hiciese posible la mejora de las condiciones de vida de
la inmensa población. Sus palabras pronunciadas en Cuenca poco antes de
comenzar la Guerra Civil Española dan buena cuenta de ello: “Me siento cada vez más profundamente
español. Siento a España dentro de mi corazón, y la llevo hasta el tuétano de
mis huesos. Todas mis luchas, todos mis entusiasmos, todas mis energías,
derrochadas con una prodigalidad que quebrantó mi salud, los he consagrado a
España.”Primo siempre la moderación y la reforma frente a posturas más
revolucionarias entendiendo que solamente a través del acuerdo con la pequeña
burguesía republicana podía ser viable la pervivencia del régimen que se había
alumbrado aquel 14 de abril de 1931.
Para
entender sus motivaciones, sus inquietudes y anhelos debemos comprender el
elevadísimo grado de compromiso que adquirió con su partido, el PSOE, y con una
idea, hacer de España un régimen democrático. Que alguien tan alejado de sus
postulados políticos como Miguel Maura de cuenta de la enorme talla política de
nuestro protagonista, no hace sino engrandecer todavía más su figura: "No dude
nadie de que la figura de Indalecio Prieto será respetada por los españoles de
mañana, más, mucho más, que la de tantos y tantos falsos santones de la España
de los años de la autocracia”. Recuerdo,
memoria y dignificación para una de las mentes más lúcidas y sensatas del PSOE.
Javier Berges Palacio: Sº de Memoria Histórica y Justicia Social de las JSPZ
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