Francisco
Largo Caballero
(Madrid, 1869 - París, 1946) Político y dirigente socialista
español
«Vigilar permanentemente en los sitios donde se trate algo que directa o
indirectamente se relacione con los intereses obreros; abandonar esos sitios es
abandonar la defensa de esos intereses en beneficio de los patronos y dejar el
campo libre a toda clase de enemigos»
Francisco Largo Caballero nació un 15 de octubre de
1869 en Madrid, en el barrio de Chamberí. Como la mayoría de los hombres y
mujeres que hemos ido analizando, nació en el seno de una familia obrera. Su
estancia en la escuela fue breve, ya que la realidad familiar impedía sufragar
el coste económico que ello implicaba, además de la imperiosa necesidad de
contribuir para mejorar la exigua economía familiar. Con tan solo siete años ya
empezó a trabajar haciendo cajas de cartón y encuadernando libros. Dos años
después entraría en el gremio de la construcción, desempeñando el oficio de
estucador. Será en 1890 cuando ingresó en la Unión General de Trabajadores
(UGT), que había sido fundado dos años antes. Pocos meses después asistirá a la
huelga de escayolistas para demandar una jornada laboral de ocho horas.
Su carrera política empieza en 1894, entrando a formar parte del
Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Al año siguiente ocuparía la primera
responsabilidad política, al ser elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid por el PSOE, cargo que siguió
ostentando tras los comicios municipales de 1909 y 1913. Tendrá un papel
importante en la huelga revolucionaria del 12 de agosto de 1917 convocada
conjuntamente por el PSOE y la UGT, como consecuencia de su involucración en la
misma será detenido pocos meses después junto con otros compañeros como
Besteiro, Andres Saborit y Daniel Anguiano. A raíz de ser elegido diputado a
Cortes en las elecciones de 1918 abandonó su estancia en la cárcel. Dos meses
más tarde tendrá lugar la celebración del XIII Congreso de la UGT, del que saldrá elegido como secretario
general y que ostentará durante dos décadas. Se mostró contrario a la
integración de su partido en la III Internacional y ello le originó numerosos
conflictos con compañeros de su partido.
La dictadura de Miguel Primo de Rivera supondrá un tenso debate
en torno a la posición que debía adoptar el PSOE respecto a la misma. El sector
de Francisco Largo Caballero abogaba por una colaboración con el régimen que
permitiera mejorar las condiciones de los trabajadores. Él mismo formo parte
del Consejo de Estado a partir de 1924. Otro sector del PSOE representado por Indalecio
Prieto y Fernando de los Ríos, defendían que no debía haber ningún tipo de
colaboración con el régimen. A medida que el régimen iba perdiendo el carácter
provisional que Miguel Primo de Rivera había sostenido en sus inicios, Largo
Caballero se fue alejando del mismo y asumió las tesis defendidas por Prieto de
que el PSOE debía formar parte del pacto de San Sebastián, y preparar así la
llegada del régimen republicano.
Con la proclamación de la II República y la constitución de un
gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora ostentará la cartera
ministerial de Trabajo, ministerio que ocupó durante el bienio azañista. En
1932 será elegido presidente del PSOE, cargo que ostentó hasta 1935. A lo largo
del bienio conservador los postulados y los pensamientos de Largo Caballero se
polarizarán cada vez más, siendo la Revolución de Octubre de 1934 un reflejo de
la polarización que había experimentado una parte importante del PSOE. Dicha
revolución fue una reacción a la entrada de ministros de la CEDA en el gobierno
que presidía Alejandro Lerroux. Por su implicación en dicho acontecimiento
entrará en prisión, aunque saldrá al poco tiempo, en diciembre de 1935.
Con
el estallido de la Guerra Civil Española ostentará la responsabilidad más alta
de su carrera, llegando a ser Presidente del Gobierno y Ministro de Guerra
desde el 4 de septiembre de 1936 al 17 de mayo de 1937. Con el fin de la
contienda militar y la derrota republicana no tuvo otra opción que exiliarse
para salvar la vida. Sus últimos años fueron intensos y duros. Permaneció en
Francia hasta junio de 1940, tres años más tarde será detenido por la Gestapo y
conducido al Campo de Concentración de Oraniemburgo, del que será liberado en
abril de 1945 gracias a la intervención de tropas polacas, siendo custodiado en
Postdam por tropas soviéticas. Sus últimos días los paso en la capital francesa
donde falleció el 23 de marzo de 1946 bajo la firme convicción, al igual que su
compañero Indalecio Prieto, de que “el problema español” debía ser abordado a
nivel internacional. Sus restos descansan en el cementerio de Père-Lachaise.
Javier Berges Palacio: Sº de Memoria Histórica y Justicia Social de las JSPZ
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