Pablo Iglesias, fundador del PSOE y la UGT, decía, ya en el siglo
XIX, que “del Partido Socialista forman
parte las mujeres, y es natural que así sea, porque si los hombres necesitan
emanciparse, mucho más lo necesitan ellas, al ser mayor su esclavitud”. La
igualdad y el feminismo son el ADN y la razón misma de ser del socialismo. No
se puede ser socialista sin ser feminista. Así lo dijo recientemente José Luis
Rodríguez Zapatero, pero mucho antes que él ya lo habían reivindicado
importantes mujeres como María Cambrils o Palmira Pla.
La propia María Cambrils, a principios del siglo XX, escribió su
obra cumbre Feminismo socialista, en la que reivindicaba algunas
cuestiones que siguen de vigente actualidad, como el acceso de las mujeres a la
educación y a los medios de producción, utilizando el lenguaje de la época, o
mejoras en las condiciones laborales para las mujeres y el divorcio. Cuestionó
la opresión que la Iglesia ejercía sobre las mujeres y la necesidad de que las obreras
coparticipasen de las decisiones y de los espacios del movimiento obrero. Así
mismo criticó que sus compañeros no se habían preocupado ni por la igualdad ni por
la consecución del sufragio femenino, ni tampoco por la formación e instrucción
de sus compañeras y/o hijas. En su obra cumbre habla, también, de las
condiciones de miseria en la que vivían las mujeres prostituidas y denunció lo
que ella llamó el antifeminismo
disfrazado. En términos de la propia María, “Feminismo
Socialista fue un alegato contra
la injusticia, la opresión, el matrimonio indisoluble y las violencias con las
afecciones del corazón”. Estamos, pues, ante una teórica con perspectiva, conciencia y una
capacidad analítica desmesuradas. Su obra, como su propio nombre, ha sido relegada
al más doloroso olvido.
La Época Contemporánea nos deja escenarios de importante vorágine
política y social. Los y las socialistas desde el Gobierno republicano de los
años 30, no sólo fueron fundamentales para la aprobación del voto femenino en
España, sino que impulsaron importantes medidas como el matrimonio civil, el
divorcio o las mejoras en las condiciones laborales de las mujeres embarazadas.
Las Juventudes Socialistas tenían una línea de trabajo específica para
reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres que tuvo dos pilares
fundamentales: el acceso de las mujeres a la educación –a una educación laica,
igualitaria y progresista– y, por otro lado, el acceso de las mujeres a todos
los sistemas de producción. Así mismo reivindicaron el subsidio a la maternidad
a cargo del Estado.
El golpe de Estado que desembocó en la Guerra Civil y la posterior
dictadura franquista mermaron cualquier avance en materia de igualdad y
reforzaron mucho más, si cabe, el discurso conservador y misógino que relegaba
a las mujeres a la eterna minoría de edad.

Durante los gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez
Zapatero se produjo un avance legislativo jamás conocido en materia de igualdad
y de lucha contra las violencias de género. Fueron los gobiernos socialistas
quienes crearon la estructura institucional que se encargó de trabajar y velar
por los derechos de las mujeres: el Instituto de la Mujer o la ubicación de una
de las sedes de ONU Mujeres en España, que el Gobierno del PP eliminó nada más
llegó al poder. El puño y la rosa han firmado todas las leyes que nos han hecho
avanzar a las mujeres: el divorcio, la violencia de género, la igualdad de
oportunidades, la educación sexual y reproductiva y la interrupción voluntaria del
embarazo o la titularidad compartida.
Actualmente el socialismo está llamado a seguir siendo la
vanguardia en la consecución y materialización de los derechos de las mujeres.
Seguimos teniendo retos fundamentales por delante: la igualdad salarial, la conciliación
y corresponsabilidad, el derecho de las mujeres de 16 y 17 años a decidir
libremente su maternidad, la eliminación de cualquier forma de mercantilización
de mujeres y niñas o la erradicación de todas las violencias de género. El reto
implica un compromiso absoluto con el feminismo y la igualdad. El socialismo
lleva más de un siglo estando a la altura de las reivindicaciones de las
mujeres, su compromiso con éstas debe seguir siendo unánime y firme.
Natalia Salvo Casaus: Directora del Instituto Aragonés de la Mujer y Secretaria General de las Juventudes Socialistas de Sádaba (Zaragoza)
0 comentarios: