“El coronel de La
Nueve, Raymond Dronne, nos decía que éramos diferentes al resto de los
combatientes porque no luchábamos por una bandera, luchábamos por un ideal.”
(Manuel
Fernández, miembro de la Nueve)
Se
cumplen hoy ochenta y nueve años de la proclamación de la II República
Española. Un hecho que significó un cambio con mayúsculas que fue mucho más
allá de la mera sustitución de un régimen republicano por uno monárquico en la
jefatura del Estado. Esta república, nacida al calor de la primavera, trajo consigo la intención de implantar unos
nuevos valores cívicos y principios éticos en el sistema político y la sociedad
española. Estos `valores republicanos´, que tienen su origen en la Roma clásica
y, más recientemente, beben de las revoluciones norteamericana y francesa, pretendían pasar de la concepción de la persona como mero súbdito a la de
ciudadano para el ejercicio pleno de los valores de igualdad y libertad.
Entendiendo que la mejor forma de garantizar ambas era a través de las leyes
para combatir así, la larga tradición de caciquismo y arbitrariedad que venía arrastrando el país.
Durante
la primera mitad del año 1939, y como consecuencia del progresivo avance de las
tropas franquistas por Cataluña, se producía el exilio masivo de 500.000
españoles que cruzaron la frontera al país vecino francés a pesar de que antes
de finalizar el año serían deportados a España más de 350.000. El hambre, el
continuo bombardeo sobre la población civil cuando se batía en retirada, el
miedo o la incertidumbre ante lo que estaba por venir acompañaron, junto a las
escasas pertenencias de las que pudieron hacer acopio, a estos hombres y
mujeres en aquella agónica huida.
Una
vez habían cruzado la frontera con Francia por los pasos de Le Perthus, Prats
de Mollo, Latour de Carol o Cerbère eran seleccionados en un campo de selección
y posteriormente ubicados en
campos conocidos con el nombre de "centres d’accueil" en los que la mala
alimentación, la aglomeración y la insalubridad fueron la tónica dominante.
Ante la posibilidad de un eventual estallido bélico el gobierno francés obligó
a los extranjeros barones sin nacionalidad, de edades comprendidas entre los 20
y 48 años, a ponerse a disposición de las autoridades galas para ayudar en
labores agrícolas, militares e industriales. Con la ocupación alemana en junio
de 1940, la situación empeoró y muchos fueron trasladados a campos de extermino
como el de Mauthausen en el que fueron asesinados más de 5.000 republicanos
españoles acusados de colaborar con el enemigo.
“La Novena Compañía” o más conocida como
“La Nueve” se encontraba dentro del regimiento mecanizado Régiment de Marche
du Tchad en la 2è Division Blindée francesa bajo las órdenes del general
Leclerc. La conformaban 160 miembros de los que 146 eran soldados españoles
republicanos. Fueron la punta de lanza de la ofensiva sobre la ciudad y los
primeros a la hora de entrar en la ciudad el 24 de agosto de 1944 tomando
varios puntos estratégicos y deteniendo al responsable alemán, Dietrich Von
Choltitz.
El
pasado 31 de marzo fallecía el último representante de la mítica compañía,
Rafael Gómez, que tras
haber combatido en la batalla del Ebro, en el Ejército
francés y luchar contra el nazismo en Gran Bretaña definía la guerra así: “No hagáis guerras.
La guerra es mala para todo el mundo. Las guerras solo las ganan los
ricos." Cada 24 de
agosto desde el año 2004 el gobierno francés y el ayuntamiento de la capital
rinden homenaje a estos 146 republicanos españoles que lucharon en defensa de
la libertad y que constituyen el mejor ejemplo del verdadero patriotismo
cívico.
Javier Berges Palacios
Sº de Memoria Histórica de las JSA-Zaragoza
0 comentarios: