En 1994 se fijó el
5 de octubre como el Día Mundial de los Docentes y este año 2019 está dedicado
a los jóvenes docentes por ser el futuro de la profesión. La docencia es uno de
los trabajos más antiguos del mundo. Lo que comenzó siendo una transmisión de
conocimientos básicos para la supervivencia en los primeros años de la historia
de la humanidad ha terminado por ser una de las actividades más respetables e
importantes que puede tener una sociedad. Muy lejos nos quedan ya los sofistas
griegos o el trívium y el quadrivium medieval, pero aún ya instalados en el
S.XXI, por desgracia, no disfrutamos de una docencia universal.
El filosofo,
escritor y premio nobel británico Bertrand Russell defendía que “los
educadores, más que cualquier otra clase de profesionales, son los guardianes
de la civilización”. No obstante, para que esto sea así “los niños tienen que
ser enseñados sobre cómo pensar, no qué pensar” (Margaret Mead, antropóloga y
poeta estadounidense) y hay que “educar para la convivencia. Educar para
adquirir conciencia de la justicia. Educar en la igualdad para que no se pierda
un solo talento por la falta de
oportunidades” (Josefina Aldecoa, escritora y pedagoga española). En mi opinión,
Russell, Mead y Aldecoa dan con importantes claves acerca de la figura del
docente y su manera de trabajar y proceder. Sin la labor de los educadores no
sería posible el desarrollo del resto de campos y para que estos se desarrollen
hace falta que las personas piensen por sí mismas y tengan y partan de una
igualdad de oportunidades.
Cuando Josefina
Aldecoa se basa en la igualdad para que no se pierda talento, ¿a qué se refiere
exactamente? En esta ilustración de Santos Guerra podemos ver lo que mucha
gente entiende que es educar en igualdad. Y es que el docente no puede pedir lo
mismo si no se parte de una misma base. No hablamos simplemente de una igualdad
entre sexos, raza, religión, orientación o identidad sexual, etc, sino que
también se ha de partir desde un mismo lugar.
Los “guardianes de
la civilización” no pueden estar solos en sus funciones. “Un sistema escolar
que no tenga a los padres como cimiento es igual a una cubeta con un
agujero en el fondo” (Jesse Jackson, activista por los derechos civiles
estadounidense). Los padres han de ser los primeros en enseñar conocimientos y,
en especial, actitudes a sus hijos como fijan numerosas culturas como la
hinduista. Pero no basta sólo con que los padres colaboren en la educación de
sus hijos, también tienen que ser un apoyo del docente en sus decisiones y
nunca desprestigiar al profesor ni criticarlo o menospreciarlo ante sus hijos.
El apoyo de toda la sociedad, clase política incluida, a los docentes ha de ser
total para que el futuro de esta sea lo mejor posible.
En definitiva, ni
podemos prescindir de los y las docentes ni podemos dejarles solos o
abandonados en sus tareas. Tan importante es su labor como ejercerla
correctamente. Todos recordamos con especial cariño a aquel docente que nos
hizo vibrar con unas lecciones y que nos abrió los ojos ante un nuevo mundo.
¿Cuál es el tuyo?
Miguel Lozano (Secretario de Educación de las JSA-Zaragoza).


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