Hoy, 13 de febrero, es el día mundial de la Radio, palabra ésta que deriva
del acortamiento del sustantivo radiodifusión. Pero, ¿qué se entiende por
radiodifusión? Según la RAE hablamos de radiodifusión para referirnos a la transmisión
pública de programas sonoros a través de ondas hercianas. Hasta aquí los
tecnicismos. La Radio es mucho más que eso. Y en nuestro país nos acompaña
desde que en el año 1923 tuvo lugar la inauguración de la primera emisora.
Sin duda, han pasado muchos años desde entonces, pero la Radio, ha sido un
eje fundamental tanto a nivel de entretenimiento como informativo, pero ¿sólo
eso? Evidentemente podría aburrir a los lectores entrando en sesudas
disquisiciones dialécticas sobre las diferentes épocas, emisoras, o programas,
pero supondría construir laberintos a partir del subjetivismo del que os
escribe. Pero más allá de matices, creo que es justo reconocer que la Radio, al
igual que ocurre con la Televisión, o con la Prensa Escrita, es un potente medio a
través del cual generar opiniones.
Sin embargo, la Radio tiene algo que me encandila, un plus de pureza a mis
ojos, o mejor dicho a mis oídos, que no soy capaz de describir con palabras.
Quizá sea por el hecho de haberme sentido acompañado por ella desde que tengo
uso de razón, ya sea para escuchar música, pilar básico de mis días, como para
obtener información. O simplemente reflexionar sobre los diferentes análisis y distintas
opiniones.
Como decía, más allá de gustos, preferencias, o valores, la Radio tiene un
plus de pureza. Quizá sea, porque no se ha centrado tanto en el juego de las
audiencias, como sí lo ha hecho en muchas ocasiones la Televisión, compitiendo
ésta última muchas veces, no en calidad, sino en insustancialidad, hasta llegar
al punto, de no poder optar a algo más que no sean pinceladas de
banalidad.
En el caso de la Radio, parece sin embargo, que generalmente se ha tratado de buscar asentamientos en
nichos de oyentes más concretos, con una parrilla de programación especialmente
dirigida a un segmento muy específico de la población, y es ahí, donde entiendo que
radica su éxito. No en generalizar la insustancialidad, causa directa de la asfixia
de la reflexión, sino en especializarse en un determinado mensaje, en construir
una forma de pensar, con la que seguramente no todas las personas estemos de acuerdo, pero sobre la que sí se puede reflexionar y sacar conclusiones
propias.
Por último, en este día mundial de la Radio, me siento obligado a dar
las gracias a todas y todos los profesionales que luchan a diario por
garantizar la existencia de espacios de información libre y de diálogo. Porque, al fin y al cabo, promover el
intercambio de opiniones, y conceder la necesaria libertad para exponerlas,
jamás fue un problema, sino un importante logro cultural.
Ignacio Martínez, (Secretario de Cultura, Innovación y Ciencia de las JSA-Zaragoza).


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