“Porque los trabajadores
tienen ya en nuestro país las dos organizaciones que les son necesarias para
luchar con éxito por sus intereses: el Partido Socialista Obrero y la Unión
General de Trabajadores. Con el Partido Socialista pelearán en el campo
político por disminuir el malestar que en la actualidad sufren y alcanzar su
emancipación como clase; con la Unión General de Trabajadores lucharán en el
terreno económico por mejorar las condiciones del trabajo y recabarán del
Estado leyes que beneficien su situación”.
Pablo Iglesias.
“Organización, mucha organización”. El Socialista, 12.10.1888
El primer Congreso de la UGT se celebró los días 12 al 15 de agosto de 1888 en Barcelona (Mataró) en el que se aprobaron los estatutos, se nombró un Comité Nacional al frente del cual se eligió a Antonio García Quejido y participaron diferentes agrupaciones de obreros: La Unión de Obreros en Madera, Pulidores, Marmolistas, Carpinteros, Cerrajeros, Albañiles… así hasta cuarenta y seis profesiones distintas. Los principales objetivos eran: reunir en su seno a las Sociedades, Federaciones y Uniones de resistencia. Crear nuevas Secciones de oficio y constituirse en Federaciones nacionales. Mejorar las condiciones de trabajo. Mantener estrechas relaciones con las organizaciones obreras de los demás países que persigan el mismo fin que esta Unión General, y practicar con ellas, siempre que sea posible, el principio de solidaridad. La Unión General se propone realizar su objeto apelando a la huelga bien organizada, y recabando de los poderes públicos cuantas leyes favorezcan los intereses del trabajo, tales como la jornada legal de ocho horas, fijación de un salario mínimo, igualdad de salarios para los obreros de paro y otro sexo.
El primer Congreso de la UGT se celebró los días 12 al 15 de agosto de 1888 en Barcelona (Mataró) en el que se aprobaron los estatutos, se nombró un Comité Nacional al frente del cual se eligió a Antonio García Quejido y participaron diferentes agrupaciones de obreros: La Unión de Obreros en Madera, Pulidores, Marmolistas, Carpinteros, Cerrajeros, Albañiles… así hasta cuarenta y seis profesiones distintas. Los principales objetivos eran: reunir en su seno a las Sociedades, Federaciones y Uniones de resistencia. Crear nuevas Secciones de oficio y constituirse en Federaciones nacionales. Mejorar las condiciones de trabajo. Mantener estrechas relaciones con las organizaciones obreras de los demás países que persigan el mismo fin que esta Unión General, y practicar con ellas, siempre que sea posible, el principio de solidaridad. La Unión General se propone realizar su objeto apelando a la huelga bien organizada, y recabando de los poderes públicos cuantas leyes favorezcan los intereses del trabajo, tales como la jornada legal de ocho horas, fijación de un salario mínimo, igualdad de salarios para los obreros de paro y otro sexo.
Desde 1909 a 1921 son años marcados
por la protesta, una alta movilización social y la lucha en la calles. Los
trágicos sucesos acontecidos durante la Semana Trágica de Barcelona
desencadenan numerosas huelgas que recogen el malestar social y la demanda de
unas condiciones sociales y laborales mejores, a lo que hay que sumar la Guerra
de Marruecos. Con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera, la capacidad
de acción de la organización sindical quedó notablemente mermada, aunque tuvo
un importante papel institucional. Largo Caballero participó como vocal en el
Consejo de Estado y en el Consejo Superior de Trabajo en calidad de consejero.
Sin embargo, la organización se mostró abiertamente contraria a simpatizar con
el nuevo régimen dictatorial y encontró la negativa de ésta a participar en la
Asamblea Nacional. A finales de la segunda mitad de 1920 las relaciones
llegaron a un punto de no retorno.
El Pacto de San Sebastián será también ratificado por la UGT. El nacimiento de la Segunda República fue celebrado con alegría y esperanza por las clases más humildes. Anhelos de que aquel régimen supusiera una mejora de las condiciones sociales y económicas de los más débiles. Con estas palabras la UGT definía aquel régimen que nació en la primavera de 1931 y que recogió en su manifiesto del 1º Mayo de ese mismo año: “Esta República española que ahora empieza, y de la cual hemos de ser nosotros guardianes vigilantes, es algo esencialmente nuestro, porque a nuestro calor ha nacido y a nuestro calor ha de afirmarse y perfeccionarse en el futuro.”
A pesar de las múltiples trabas y
resistencias que desde los ámbitos más conservadores de la sociedad y la
política se impusieron, se llevaron a cabo importantes avances en materia
social, educativa y laboral. En este último ámbito sobresalen la jornada máxima
de 8 horas, el Contrato de Trabajo y los Jurados Mixtos. Estas medidas venían a
poner freno a la sistemática explotación que sufrían los obreros y a las
condiciones de miseria que padecían. Al frente de esta nueva regulación y como
elemento de vigilancia y control se situó el Ministerio del Trabajo y
Previsión Social cuya dirección ostentó Francisco Largo Caballero.
Las elecciones de 1934 dan la
victoria electoral a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) y
su acceso al gobierno supone una involución en toda la obra llevada a cabo
durante el bienio progresista. Como respuesta, la UGT convocó una huelga general
y el posterior fracaso de la insurrección supuso una serie de consecuencias dramáticas para
los principales cabecillas y también para cientos de obreros que fueron expulsados de sus puestos de trabajo. Además, no hay que olvidar que tanto la
organización como el PSOE vivían momentos de importantes fricciones internas.
El estallido del conflicto civil
español hará que el sindicato aplace las reivindicaciones tradicionales para
centrarse en la guerra y todo el esfuerzo que ello supuso. Las sedes se
convertirán en lugares de movilización bélica a través de la creación de
milicias populares de cara a defender el régimen republicano. Finalizada la
contienda militar, la instauración de la dictadura del general Franco supuso
exilio, represión y clandestinidad. En el interior se llevó a cabo una
organización en secreto con el desarrollo de diferentes formas de protesta:
guerrilla, boicots, huelgas, protestas estudiantiles. Aquellos que se
encontraban fuera del país también desarrollaron una importante labor de
reconstrucción cuyo principal cometido fue dotar de apoyo a los compañeros del
interior y condenar las atrocidades que llevaba a cabo el régimen franquista,
elevando la voz ante los organismos internacionales.
La década de los años setenta del
siglo XX será especialmente relevante para el sindicalismo español. El XI
Congreso de Toulouse en 1971, el XXX Congreso de UGT en Madrid en 1976 (todavía
declarada ilegal por el régimen franquista), la legalización del 1º de Mayo en
1978 o la aprobación del Estatuto de los Trabajadores en 1980 son los
acontecimientos más destacados de aquel periodo.
Con la llegada de la democracia,
uno de los principales intereses de la organización sindical, fue la
consolidación del régimen democrático. La victoria del PSOE en 1982 permitió
que se llevasen a cabo importantes avances sociales y laborales: la Ley de la
Jornada de trabajo de 40 horas semanales, las vacaciones de 30 días o el
Acuerdo Económico y Social. Esta relación también experimentó momentos de tensión
debido a las decisiones en materia económica y política: la reconversión
industrial, la entrada en la OTAN o la reforma de las pensiones, son un claro
ejemplo de esta situación, desencadenando la huelga general del 14 de diciembre
de 1988.
Los 90 estuvieron marcados por dos acontecimientos principales: la
renovación de la secretaría general por Cándido Méndez y el impulso de la Ley
de Riesgos Laborales. El cambio de gobierno y la entrada de la derecha en el
poder trajeron consigo privatizaciones, recortes sociales, precariedad laboral
y deterioro del diálogo social haciendo de la protesta en la calle la principal
herramienta del sindicato para manifestar su descontento ante la merma de
derechos.
Hubo que esperar a la victoria del PSOE, el 14 de marzo de 2004, para
volver a recuperar el diálogo social. En este periodo destacaron el Acuerdo para
la Mejora del Crecimiento y del Empleo, el Acuerdo sobre Medidas en materia de
Seguridad Social, la subida del SMI, la subida de las pensiones mínimas y de
viudedad, la Ley de Dependencia, la de Igualdad o la Ley de Memoria Histórica.
La crisis económica de 2008 fue uno
de los periodos más complicados de los últimos cuarenta años. A las elevadas
tasas de paro, se sumaron importantes ajustes sociales: la reforma de las
pensiones, un plan de austeridad
o la aprobación de la reforma laboral de 2010. Situación que se agravó significativamente
con la llegada al poder de Mariano Rajoy. Haciendo que en 2012 se convocasen
dos huelgas generales en un mismo año.
En la actualidad, la UGT tiene
importantes retos sobre los que debe tener un protagonismo esencial y situarse
a la vanguardia a la hora de aportar soluciones: la transformación de la
composición de la clase obrera, las nuevas y cada vez más complicadas
relaciones laborales, el avance hacia una conciliación real de la vida laboral
y personal, el estudio de cómo afectará la robotización al mercado laboral y el
impacto que van a tener las nuevas tecnologías en este ámbito, o la simbiosis
con nuevos movimientos político-sociales como el ecologismo o el feminismo.
Javier Berges, (Secretario de Memoria Histórica y Justicia Social las JSA-Zaragoza).
Javier Berges, (Secretario de Memoria Histórica y Justicia Social las JSA-Zaragoza).


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