Hoy,
día 15 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Mujer Rural, y con motivo de
este día me he parado a pensar en lo que significaba, y en muchos casos sigue
significado. La figura de la mujer en la sociedad rural, por regla general, es
sinónimo del trabajo agrario, del cuidado del hogar, y siempre se ha
considerado que estaba relegada a un segundo plano en la sociedad, sin poder,
ni toma de decisiones.
En cambio, la mujer rural
representa algo muy distinto, son personas valientes, luchadoras, capaces,
comprometidas, sobradamente preparadas y libres. Y el simple hecho de limitarlas
a esa concepción arcaica y retrógrada, que durante mucho tiempo ha estado
arraigada, es un gran error, ya que no se asemeja ni lo más mínimo a la figura que
representa hoy en día la mujer en el ámbito rural. Porque han sido el pasado,
son el presente, pero sobre todo serán el futuro del mundo rural.
Seamos sinceros, nuestro mundo
rural desaparece, se está consumiendo, y su supervivencia pasa por frenar el
éxodo rural que cada vez está más patente, sobre todo entre la población
femenina. El mundo rural sobrevivirá y progresará en la medida en que se
ofrezcan oportunidades a los jóvenes y mujeres.
Para lograr esa supervivencia, es necesario
fomentar una sociedad igualitaria, alentar a las mujeres en su propio
desarrollo personal y profesional, fomentar su formación a todos los niveles
dotándolas, así, de las herramientas necesarias para que puedan alcanzar sus
metas. También, es indispensable impulsar a las mujeres emprendedoras, y desarrollar
políticas que favorezcan su inclusión en el mundo laboral rural. De esta forma,
conseguiremos disminuir la brecha de género de la sociedad rural y estaremos
favoreciendo la rotura del techo de cristal que durante muchos años se ha
impuesto a las mujeres. En definitiva, necesitamos empoderarnos, dar un paso contundente
y sobre todo definitivo al frente, y acabar de asumir nuestro rol, ocupando
posiciones en todos los estratos de la sociedad, porque la mujer es el motor
del mundo rural.
Si no abogamos por un modelo de
sociedad en el que las mujeres tengan peso y representación de forma paritaria,
estaremos contribuyendo a la masculinización del medio rural y a la
conservación de sociedades patriarcales; obteniendo como resultado la
desertización del mundo rural y su desaparición.
Mujeres rurales, sintámonos
orgullosas de serlo y actuemos como catalizador de la evolución del mundo
rural, no lo abandonemos, prosperemos junto a él.
Sara Lagranja (Secretaria de Política Institucional y Dinamización
Rural de las JSA-Zaragoza).


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