El compromiso de una generación

No es una novedad que el mundo está en constante cambio y los sujetos internacionales en permanente evolución, aunque sea lenta y a veces ...

Estrategias de los actores políticos en el Brexit y dilema sobre Europa


No es una novedad que el mundo está en constante cambio y los sujetos internacionales en permanente evolución, aunque sea lenta y a veces no lo notemos significativamente. Pero, si hubo un cambio que hace relativamente poco notamos fue el de la consulta sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el “Brexit”.

Si también es cierto que todos los cambios geopolíticos trascienden, no es menos cierto que este va a tener una absoluta importancia para el proyecto europeo y nuestro futuro como sociedad. Ante esta situación, nada positiva en un principio, cabe preguntarnos qué estrategias puede tener la Unión Europea para lo que considere oportuno: salvar los muebles o bien, relanzar el proyecto europeo. Desde luego, a mi forma de entender, si hay algo que aprovechar es que la UE es la que tiene la sartén por el mango.


 Empecemos explicando que dichos actores se mueven en el marco normativo del artículo 50 de la Unión Europea que prevé esta situación de salida de la Unión Europea, pero en este punto de partida, no hay más terreno explorado por ambos actores ya que no se veía como opción plausible la salida de Reino Unido.

En cuanto a las estrategias de Reino Unido, estas vienen condicionadas por el encaje de Escocia en el Estado, la inmigración de mano de obra en este país y por la necesidad de tener un "traje a medida", una situación sui generis, para esquivar en la medida de lo posible los daños colaterales de la salida de la Unión Europea. Por otro lado, la Unión Europea en una situación de crisis institucional y económica, tiene la necesidad de mostrarse como actor fuerte en la negociación y marcar la agenda; ya que en 2019 vienen las elecciones parlamentarias de la Unión Europea y los objetivos para la siguiente década. Sacamos como conclusión que ambos necesitan cooperar porque rige entre ambos actores una influencia del capital y el Mercado único muy fuerte, y las pérdidas para ambos son suficiente incentivo negativo. Por lo que se ve más adelante que todas las estrategias tienen como elemento principal el Mercado único europeo, y como elementos circunstanciales el Espacio Schengen y la contribución al presupuesto europeo.

A partir de aquí cuatro posibilidades o situaciones finales en las que podría acabar el marco jurídico entre la Unión Europea y Reino Unido:

  • Salida del Mercado único europeo: ninguno de los actores desea esta situación, pero derivaría de una falta de entendimiento mutuo.
  • Cherry picking: Hay acceso al Mercado único Europeo, pero Reino Unido se queda sin entrar en el Espacio Schengen, ni beneficiarse de los presupuestos europeos. Esta es una opción beneficiosa para la UE pero no así para Reino Unido.
  • Modelo Noruega: Reino Unido tan solo pierde su participación política pero todo sigue igual en el resto de áreas. Para Reino Unido es la posibilidad más beneficiosa.
  • Modelo Noruega Plus: Reino Unido pierde su participación política, el Espacio Schengen y tiene presupuesto europeo, pero menos que el actual. Esta situación es de las preferentes tanto para Reino Unido como para la Unión Europea.

Tanto a corto como a largo plazo la primera estrategia supone la peor opción porque para Reino Unido y su sector financiero sería demoledor, así como para uno de cada diez trabajadores, que dependen del Mercado único. Asimismo, la Unión Europea perdería un 10% de Mercado.


A corto plazo, la estrategia Cherry Picking sería beneficiosa porque se mantiene el Mercado único, y por tanto la economía y los puestos de trabajo no se ven afectados. Pero a largo plazo, sin presupuesto europeo, el potencial británico se vería mermado.

El modelo Noruega sería beneficioso para ambos porque lo único que alteraría serían las participaciones políticas. Pero tratándose de un país tan poco intervencionista Reino Unido debido a su carácter tan liberal en lo económico, esto no causaría ningún mal para la economía europea. Además Reino Unido aportaría a la Unión Europea entre 2.5 y 5 mil millones de euros, lo que provocaría tan solo un minúsculo receso en la economía británica.

El modelo Noruega Plus: A cambio de que no hubiese Espacio Schengen, el Reino Unido no tendría que aportar al presupuesto europeo, pero seguiría beneficiándose del Mercado único Europeo. El problema viene de que el sector bancario se opone a las regulaciones de la Unión Europea y que los Estados Miembros querrían que se contribuyese a los presupuestos a cambio de conservar el Mercado único.

Como conclusión final se saca que si comparamos las preferencias por ambos actores tanto a corto como largo plazo; a corto tanto a la Unión Europea como a Reino Unido les interesa cooperar y conseguir un acuerdo lo más amplio posible, también en materia económica. En cambio, a largo plazo a la Unión Europea mantener un socio ajeno a ésta como será Reino Unido, con los futuros privilegios sui generis que podría llegar a tener le puede salir caro, habiendo más coste que beneficio. Ya que con los momentos convulsos que está viviendo Europa, una salida soft puede interpretarse como un debilitamiento de la Unión Europea y donde tensando la cuerda se pueden conseguir más derechos que obligaciones por parte de los Estados Miembros.

Por lo que, para finalizar esta explicación y con las opciones y datos sobre la mesa tendríamos que reflexionar sobre si: ¿queremos una Unión Europea que se muestre con futuro y que no ceda ante los esuroescepticismos a pesar del coste inicial y de la solo aparente falta de solidaridad; o queremos una Unión Europea que peque de un buenismo y de un europeísmo que puede actuar como efecto mariposa y dilapidar el proyecto europeo a largo plazo?

         Guillermo Ortiz (Secretario de Política Internacional y Europa de las JSA-Zaragoza).



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