Las palabras tienen poder, cuentan historias, nos hacen viajar… Hoy voy a hablar de una palabra muy importante “Trabajo”. La palabra trabajo proviene del latín, y significaba atormentar, torturar…. En inglés la palabra “work” significaba tarea forzosa.
Debemos hacer una reflexión de por qué ha evolucionado el significado de la palabra, y ha dejado de significar algo peyorativo a algo tan común y necesario. A mi entender, la lucha de clases, los movimientos obreros y el sacrificio de nuestros antepasados ha conseguido que el trabajo no sea ni una tortura ni un tormento. Pero la profundidad del término no debe de quedarse ahí. El trabajo es uno de los mayores pegamentos de la sociedad, o por lo menos lo era.
Zygmunt Bauman es uno de los mayores filósofos y sociólogo de nuestros tiempos. Fue el primero en acuñar el término “sociedad líquida”. Con solo dos palabras Bauman es capaz de describir uno de los mayores problemas que tiene hoy el mundo donde vivimos. La sociedad se está volviendo intangible, efímera, sin forma. Según Bauman una de las principales causas de este fenómeno es el trabajo, o, mejor dicho, la precarización del mismo. Las relaciones intrapersonales creadas en el trabajo se están debilitando y perdiendo. Somos actualmente, y sobre todos los jóvenes, la sociedad más interconectada de la historia, y aun así nuestras relaciones se simplifican cada vez más a la inmediatez del clic de las redes sociales.
Lo que nos está pasando como sociedad, como jóvenes, no es culpa nuestra, pero sí tenemos parte de la responsabilidad. Debemos movilizarnos, debemos hacer que nuestra voz se escuche, y que nuestras inquietudes se pongan en el centro del debate de la sociedad.
Rafael del Águila es un politólogo que lleva años desarrollando una tesis alrededor de las causas de la evolución histórica de la humanidad. Su tesis se basa en que siempre ha existido una lucha entre movimientos comunitaristas e individualistas. Los movimientos comunitaristas (socialismo, comunismo, etc) ponen el foco en la sociedad en su conjunto, en el grupo, en el bienestar común. Por otro lado, los movimientos individualistas (capitalismo, liberalismo, etc) ponen el foco en el yo, en el individuo, sin preocuparse por los demás miembros de la sociedad.
La batalla la estamos perdiendo los comunitaristas. Gracias a la conciencia colectiva hace años se implantó la jornada laboral de 8 horas, gracias a pensar en el bien común cuando al compañero de al lado lo despedían de manera improcedente, se montaba una barricada en la puerta de la empresa, y aunque los métodos hoy en día deben cambiar debemos mantenernos juntos y unidos, por el bien común. ¿Cuándo fue la última vez que nos preocupamos por el de al lado? ¿Cuándo fue la última vez que le preguntamos sinceramente a un compañero o compañera qué tal está?
Es vital reforzar nuestras relaciones, unirnos, protegernos y apoyarnos frente al poder del capital. Su sed de más, de crecimiento descarnado, por encima de los jóvenes que se ven en trabajos de semiesclavitud como los riders; por encima de las mujeres que ven como se apaga su futuro por culpa de los suelos pegajosos y los techos de hormigón; de los mayores que ven como se vuelven una vez más el único sustento de su familia.
La lucha obrera es la lucha de la gente, de la igualdad, de todas las personas que queremos algo mejor, es la lucha de todos y todas.
Daniel Sanagustín Asensio
Secretario de Formación, Empleo y Vivienda de las JSA-Zaragoza
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